El Gobierno nacional dio este martes un nuevo giro en su política económica al anunciar una reducción permanente de los derechos de exportación sobre una lista ampliada de productos agrícolas, en una decisión que busca fortalecer la competitividad del sector, ampliar el ingreso de divisas y consolidar al campo como motor de crecimiento en el actual contexto de reformas.
La medida, oficializada por el ministro de Economía, Luis Caputo, establece recortes en las alícuotas que pagan productores y exportadores por la venta de granos y subproductos en el exterior. Entre los cambios más relevantes, la soja pasará de tributar 26% a 24%, mientras que harina y aceite de soja bajarán de 24,5% a 22,5%. También se reducen impuestos al trigo, cebada, maíz, sorgo y girasol.
Desde el Ejecutivo sostienen que la reducción de retenciones constituye una herramienta clave para recuperar margen en un sector que, en los últimos años, vio erosionada su rentabilidad por el peso creciente de los gravámenes. “Es una política de alivio fiscal que permitirá aumentar producción, exportaciones y empleo en las economías regionales”, explicaron voceros oficiales al justificar la nueva rebaja.
La decisión se enmarca en un paquete más amplio de reformas que Milei impulsa en materia fiscal, laboral y productiva, con el objetivo declarado de “reinsertar a Argentina en el mundo” y sentar las bases de un modelo orientado a la inversión y al crecimiento sostenido. La reducción de retenciones, señalan analistas, puede tener impacto directo en los precios internos, en el volumen de exportación y en el flujo de dólares en un momento en el que la economía argentina encara fuertes ajustes.
Si bien el Gobierno aseguró que la medida tendrá efecto inmediato, el paquete normativo deberá ser publicado en el Boletín Oficial para comenzar a regir plenamente, según precisaron fuentes del Ministerio de Economía. La política, aclararon, será sostenible “siempre que las condiciones macroeconómicas lo permitan”, lo que deja abierta la puerta a futuros ajustes según evolucione el saldo fiscal.
El campo, uno de los sectores más movilizados en los últimos años, recibió con cautela la noticia. Productores y entidades rurales valoraron la reducción, pero reclaman “un horizonte claro” sobre la eventual eliminación total del impuesto, una demanda histórica de la cadena agroexportadora.
Con este anuncio, el Gobierno busca consolidar una de sus apuestas económicas más explícitas: devolver al agro un papel central en la generación de riqueza y en el equilibrio externo, en un contexto donde la tensión entre ingresos fiscales y estímulo productivo vuelve a instalarse en la agenda pública.
