Buenos Aires, 24 de noviembre de 2025 — El general Dan Caine, presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor de Estados Unidos, arribó a Puerto Rico en medio de una escalada militar en el Caribe vinculada a la crisis venezolana. La visita se produce en paralelo al despliegue de tropas, buques de guerra y aviones estratégicos estadounidenses en la región.
Según el Pentágono, Caine se reunió con las fuerzas del Comando Sur estacionadas en la isla para agradecerles “por su servicio en operaciones regionales” y supervisó parte del despliegue naval, incluido el portaaviones USS Gerald R. Ford.
Contexto de la visita
La presencia militar estadounidense en el Caribe incluye más de 10.000 efectivos, con aproximadamente 5.000 en bases puertorriqueñas, en el marco de la denominada “Operación Lanza del Sur”, que combina la lucha contra el narcotráfico y la seguridad regional.
Paralelamente, Estados Unidos designó al llamado Cartel de los Soles como organización terrorista extranjera, acusándolo de vínculos con el régimen de Nicolás Maduro. La medida busca abrir nuevas herramientas legales y operaciones contra el liderazgo venezolano.
Reacciones en la región
Desde Caracas, el gobierno venezolano denunció la visita como un “acto de presión y amenaza” en su contra, mientras medios internacionales advierten sobre la creciente militarización del Caribe. La Administración Federal de Aviación (FAA) de EE. UU. emitió alertas a aerolíneas que sobrevuelan el espacio aéreo venezolano, citando la actividad militar en la zona.
Puerto Rico se consolida como un punto estratégico de proyección militar estadounidense en América Latina, lo que reaviva interrogantes sobre su rol geopolítico en la región.
Próximos pasos
El general Caine visitará también Trinidad y Tobago para fortalecer la cooperación regional en seguridad y lucha contra el narcotráfico, mientras la tensión con Venezuela permanece como el foco principal de la estrategia estadounidense en la región.
Analistas consultados por medios argentinos señalan que la visita refleja tanto la preocupación de EE. UU. por la estabilidad regional como su intención de mantener presión sobre el régimen venezolano.
